
New York (United States), 22/06/2025.- People gather in Times Square to react to the recent US airstrikes on Iran's nuclear facilities, in New York, New York, USA, 22 June 2025. The US Department of Defense announced on 22 June, that the US Central Command conducted overnight strikes against three nuclear facilities in Iran. These US strikes come as Israel has been conducting its campaign across Iran since 13 June, targeting nuclear, military, and energy facilities, prompting Iran to launch retaliatory waves of missiles and drones toward Israel. (Protestas, Nueva York) EFE/EPA/JULIUS CONSTANTINE MOTAL
El mundo atraviesa un súperciclo geopolítico caracterizado por la convergencia de múltiples focos de tensión —una auténtica policrisis— y el acelerado deterioro de los mecanismos tradicionales de contención. Vivimos un contexto con más actores desafiando límites, más detonantes de conflicto, menos reglas, un multilateralismo cada vez más erosionado y una diplomacia progresivamente ineficaz. El número de conflictos se ha multiplicado en los últimos años, y 2025 no será la excepción.
El ataque quirúrgico ordenado anoche (madrugada de Irán) por Donald Trump contra tres instalaciones nucleares iraníes —en abierta violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas— señala un punto de no retorno: el entierro definitivo del orden liberal internacional que Estados Unidos diseñó, promovió y del cual se benefició durante las últimas ocho décadas. En su lugar emerge una suerte de tierra baldía regida por la ley del más fuerte o, como diría el propio Trump, por quien “tiene las cartas en la mano”.
Este episodio confirma que la política exterior de Trump no es aislacionista, como sostienen algunos analistas, sino unilateral y profundamente transaccional. Se trata de una doctrina dispuesta a atropellar las reglas del sistema internacional siempre que estas se interpongan en el camino de los intereses definidos por su agenda de “America First”.
Las implicaciones de este nuevo súperciclo geopolítico ya se dejan sentir en el tablero internacional, ahora gobernado por la “ley de la jungla”. Y lo peor es que apenas estamos viendo los primeros efectos.
